El ejercicio previene el riesgo de caídas en adultos mayores

Se recomienda que los ejercicios sean adecuados a las condiciones físicas de cada persona.

Los cambios que el envejecimiento natural producen en el organismo humano afectan a la marcha, al equilibrio y al control neuromuscular constituyéndose en las causas principales de la frecuencia de caídas de las personas de la tercera edad.

Por ello, especialistas en el área recomiendan a los adultos mayores hacer ejercicio diariamente para disminuir el riesgo, porque si se mantiene el cuerpo activo éste será más fuerte y, por lo tanto, menos vulnerable.

“Los ejercicios deben ser adecuados a las condiciones físicas de cada persona de la tercera edad, previa evaluación de un especialista -un kinesiólogo-”, aclara Jenny Rojas, fisioterapeuta y kinesióloga.

Los adultos mayores “son más propensos a las caídas porque debido a la edad y a la pérdida de las funciones musculares y elasticidad, existe una disminución en los reflejos de defensa y equilibrio. Asimismo, hay una disminución en la base de sustentación dejando así el centro de gravedad más inestable”, explica Rojas.

A nivel mundial, las caídas son la segunda causa principal de muertes accidentales o no intencionales, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se calcula que 646 mil personas mueren cada año como consecuencia de caídas.

“Caídas, golpes, cortes, quemaduras e intoxicaciones son los accidentes más frecuentes en las personas de la tercera edad”, alerta el gerontólogo Nelson Chávez.

Señala que la mayoría de los accidentes que sufren las personas mayores se producen en el hogar, generalmente por una falta de adecuación de las instalaciones a sus condiciones físicas derivadas del envejecimiento: menor agudeza visual, deterioro de las capacidades físicas (marcha, coordinación, equilibrio), deterioro cognitivo y otros.

En general, las caídas pueden ocasionar: fracturas, pérdida del conocimiento, hemorragia interna, lesiones en la piel, inflamaciones, dolor intenso en la zona del golpe y pérdida de funcionalidad.

El gerontólogo explica que las más severas son las fracturas (cadera, piernas, brazos, costillas) tomando en cuenta la fragilidad ósea que tienen -las personas de la tercera edad-, porque éstas implican el inicio de un proceso de recuperación largo e intervenciones médicas que pueden traer otras complicaciones inherentes a la atención”.

“Puede sonar exagerado, pero una casa puede ser un campo de minas para un anciano si no se toman ciertas precauciones para evitar caídas”, dice el especialista.

Por ello, Chávez aconseja garantizarles -a los adultos mayores- “un ambiente físico adecuado para su desenvolvimiento. Adaptar las viviendas a su realidad y limitaciones con iluminación correcta, rampas, soportes de pared en la ducha y los baños, que no existan obstáculos o peligros para su deambulación”.

Más allá de las caídas

Los especialistas recomiendan también tomar en cuenta el efecto psicológico que ocasiona una caída en los adultos mayores.

“El miedo del adulto mayor a que se repita el evento puede ocasionar a veces limitación de deambulación y depresión”, dice Chávez.

Rojas acota que una caída genera falta de confianza que puede llegar a depresión ocasionando disminución de defensas y haciéndolos más propensos a infecciones y debilitando el cuerpo, llevando poco a poco a un deterioro y dependencia que con el tiempo lleva a la muerte”.

“La estancia prolongada en cama debe ser siempre la última medida a tomar en el cuidado del adulto mayor, ya que ésta se acompaña de pérdida de masa muscular y un estado metabólico y neurocardíaco de inactividad que predispone a otras patologías”, dice el gerontólogo.

Ejercicios adecuados

Ante este panorama, los expertos recomiendan que las personas mayores hagan ejercicios de forma periódica y rutinaria para mejorar la musculatura, flexibilidad y agilidad y, por tanto, la movilidad.

“En el adulto mayor es importante mantener su funcionalidad el mayor tiempo posible. Es decir, que tenga la mayor independencia física, mental y social, porque esto repercutirá en una mejor conservación de su salud”, aconseja Chávez.

“El ejercicio es el nuevo fármaco y debe dosificarse con una previa evaluación de un especialista (kinesiólogo) para cada persona”, dice Rojas.

En la evaluación individual se tomará en cuenta la resistencia física que presente el adulto mayor, las enfermedades que tenga, el estado de la fuerza muscular, el peso corporal y la disponibilidad de tiempo y espacio, explica la fisioterapeuta.

La especialista señala que hay cuatro tipos de ejercicios que pueden realizar las personas de la tercera edad, pero recalca la importancia de una previa evaluación personal para identificar qué ejercicios le hacen falta y cuáles puede efectuar.

Manifiesta que las actividades de resistencia o aeróbicas aumentan y mejoran la respiración y la frecuencia cardíaca. Entre ellas están: caminatas, correr, bailar, nadar y andar en bicicleta.

Los ejercicios de fuerza ayudan a fortalecer los músculos, como el levantar pesas o usar bandas elásticas.

Los ejercicios de equilibrio previenen caídas y mejoran los reflejos. Rutinas con pelota terapéutica, danza y tai chi, son los ejercicios ideales.

Rutinas de ejercicios de estiramiento y yoga son ideales para mejorar la flexibilidad, estirar los músculos, ligamentos y tendones. Además, ayudan a que el cuerpo permanezca relajado y se pueda prevenir lesiones.

“Si el adulto mayor se encuentra en un estado cognitivo saludable, pero físicamente es dependiente (está en cama, en su cuarto) el ejercicio puede sacarlo de ese estado físico y devolverle grados de independencia, liberando así de algunas responsabilidades a la familia (vestirlo, cambios de posición, alimentarlo, hábitos de higiene)”, finaliza Rojas.

lostiempos.com

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