DISFRUTARÉ CADA DÍA Y CADA MINUTO COMO SI FUERAN LOS ULTIMOS.
(REFLEXIÓN)

He decidido que la tercera edad, es un regalo.
Probablemente por primera vez en mi vida, es ahora cuando soy la persona que siempre quise ser.

A veces me desespera mi cuerpo, los achaques de la edad, el cabello blanco, la piel arrugada y reconozco que con frecuencia me sorprende esa persona que veo reflejada en mi espejo, pero aunque me veo cada día más viejo, no me echo a llorar.

Al envejecer me he vuelto más amable y menos crítico conmigo y los demás. Me he dado cuenta de que tengo más amigos.
He visto a muchos seres queridos partir de este mundo antes de entender la libertad que proporciona la vejez, será por eso que ahora me siento con derecho a comer de más y a ser un poco más desordenado y extravagante.

¿A quién le importa si me dan ganas de leer o jugar en la computadora hasta las cuatro de la mañana y luego dormir hasta el mediodía?… O si bailo con los brazos cruzados esas maravillosas melodías de los años sesenta mientras rueda por mi mejilla una lágrima por un amor que creía olvidado… O si recorro la playa en traje de baño y me zambullo en las olas a pesar de las miradas de las jovencitas… Ellas también, si Dios se lo permite, estarán algún día atravesando esta etapa de la vida.

Me he vuelto olvidadizo y me doy cuenta de que en la vejez, es más lo que olvidamos que lo que recordamos, pero gracias a Dios me las arreglo para no olvidar lo verdaderamente importante.

A través de los años mi corazón se ha partido muchas veces por la pérdida de un ser querido o por ver sufrir a uno de mis hijos.

Pero también sé, que las cicatrices del corazón son las que nos dan entereza, ánimo y fortaleza.

Dios me ha bendecido con una vida lo suficientemente larga como para ver mis canas y para darme cuenta de que llegar a esta etapa no es tan malo como quizás pensamos cuando somos jóvenes.
Si sabemos aprovechar el poco tiempo que nos queda, cada día puede tener algo especial y además ya no tenemos esos compromisos rutinarios que nos impedían disfrutar de un amanecer o el canto de los pájaros.

“Por eso, mientras esté aquí, no voy a perder el tiempo lamentándome por quien pude haber sido o por lo que no pude hacer. Seguiré disfrutando, cada día y cada minuto, como si fueran los últimos”

La presión arterial baja previene el Alzheimer

La presión arterial baja previene el Alzheimer.

Es momento de ponerle más atención a tu presión arterial.

Mantener una presión arterial por debajo de los estándares es bueno no sólo para el corazón, sino también para el cerebro. Así lo reveló un estudio realizado a casi 10,000 personas que demostró que mantener una presión baja reduce el riesgo de desarrollar enfermedades como Alzheimer.

La investigación, difundida en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer en Chicago, por primera vez estipula una medida de prevención contra el temido Síndrome de Alzheimer, trastorno para el que no existe cura y del que se desconoce a ciencia cierta su origen.

De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, en EEUU unas 75 millones de personas sufren hipertensión y sólo un poco más de la mitad, la controlan. Según esta investigación, estarían en mayor riesgo de sufrir demencia o Alzheimer, pues la presión arterial alta daña los vasos sanguíneos del cerebro.

¿Cuál es el número saludable?

El año pasado, la presión arterial alta fue definida arriba de 130 mm Hg (sistólica), cuando antes era 140. Conforme a esta nueva pauta, el número para mantener al cerebro saludable y reducir el riesgo de Alzheimer es 120 mm Hg.

La recomendación proviene del estudio realizado a 9,300 personas con presión arterial alta que evidenció no sólo que una presión baja evita problemas cardíacos e infartos, sino también el deterioro cognitivo leve. Se ha comprobado que la mitad de las personas que presentan este deterioro desarrollan demencia en los siguientes 5 años.

Durante la investigación, los participantes que mantuvieron la presión arterial baja presentaron menos lesiones cerebrales en una resonancia magnética.

Los médicos concluyeron que es muy importante prevenir el deterioro cognitivo leve antes que la demencia, pues es el equivalente a prevenir el colesterol alto antes que un infarto.

Fuente: El Diario NY

Deshidratación en los ancianos.

Es la pérdida de agua hasta un grado en que puede ser peligrosa para el funcionamiento de nuestro cuerpo. En los mayores se da con más frecuencia porque tienen disminuida la respuesta a la sed.

2 litros de agua es la cantidad media diaria que los mayores han de tomar.

La mayor parte del organismo humano es agua.

La cantidad de agua corporal disminuye con la edad. Esto pone a las personas mayores más cerca del punto donde pueden aparecer los problemas.

Cuando por algún motivo se ingiere menos o se pierde más, estos sistemas se ponen en marcha y producen la sensación de sed, además de hacer que el riñón deje escapar menos agua. De esta forma se evita el déficit. El aporte tiene que reponer lo que perdemos normalmente con la orina, que suele ser 1,5 litros, y lo que se pierde con el sudor, la respiración y las heces (llamadas pérdidas insensibles, porque no resultan fáciles de medir)

Los motivos para que aparezca la deshidratación pueden ser de dos grandes tipos. En primer lugar, porque se pierda una cantidad excesiva de líquido. En segundo, porque no se ingiera el líquido suficiente.

Síntomas

La deshidratación afecta a la mayor parte del organismo, de forma paulatina y a veces muy rápida. La persona deshidratada, según el grado en el que se encuentre, tiene sequedad de la piel y las mucosas (la piel de la boca, nariz, …), mayor número de latidos del corazón, descenso de la tensión arterial y produce una menor cantidad de orina.

Cuando se agrava se puede alterar la función mental con somnolencia, mareo confusión e incluso síncopes.

Si tiene a su cargo a una persona que no puede o no recuerda beber agua, insístale y ayúdele a beber lo suficiente.

Cuando la pérdida de agua en un adulto mayor es excesiva o no puede beber, hay que aportarlo por vía intravenosa. Por eso se usan en muchas ocasiones los sueros en el hospital. Recuerde que si no se trata la deshidratación la persona puede morir.

#PorEllosValeLaPenaLuchar

Carta a quienes cuidan de un enfermo de alzhéimer

Carta a quienes cuidan de un enfermo de Alzheimer

“No estamos preparados para esto; de verdad, es imposible estar preparado para lo que se viene encima”.

Éstas son las palabras de un viejo amigo a cuyo padre le acaban de diagnosticar la enfermedad de Alzheimer. Desbordado por la realidad que afecta a su padre pese a estar metido como yo en el mundo de la salud natural y haber leído multitud de libros sobre la enfermedad.

Ocurre de golpe: hace dos meses, su padre le explicó por teléfono que acababa de volver de un viaje a Grecia con un amigo de la infancia, que sin embargo había fallecido hace mucho tiempo, y que tenía que ir a la fábrica, aunque ya está jubilado.

En ese momento, mi amigo no lo entendió. “Vaya”, se dijo a sí mismo, “ha debido tener un lapsus mental”.

Es usted quien ya no reconoce al enfermo
Cuando uno conoce al enfermo desde hace décadas, la transformación es imposible de creer al principio. Suele decirse que los enfermos de alzhéimer ya no reconocen a las personas de su entorno.

Pero también es cierto a la inversa: usted también deja de reconocer a la persona enferma de alzhéimer.

Se intenta actuar con la misma lógica que hasta entonces, pero esa lógica la persona enferma ya no puede entenderla, ya que ha entrado en otro mundo. Usted se imagina que basta con hablarle más despacio, repetirle las cosas, tener paciencia… ¡Pero no es así!

Por eso la enfermedad de Alzheimer es tan traumatizante para su entorno.

De repente se verá compartiendo techo con un desconocido y tendrá que aprender a vivir con ello, sabiendo que ya no podrán mantener conversaciones ni compartir ideas ni ilusiones. Esa persona, a pesar de estar físicamente presente, vive en un universo mental aparte.

La conmoción es tan fuerte que llegará a dudar incluso de usted mismo y en algunos momentos no sabrá ya si quien tiene el problema es la persona afectada o si lo es usted.

El trauma de una vida de la que ha desaparecido toda lógica
El enfermo puede decidir levantarse en plena noche para ir a hacer la compra o, por el contrario, buscar su pijama para acostarse a las once de la mañana. Meter los restos de comida en el frigorífico, esconder las llaves, decidir de golpe marcharse a vivir a otro lugar e irse sin haber preparado nada…

Poco importa lo que usted diga, lo que piense o lo que haga, ni siquiera quién sea usted: eso ya no va a influir en absoluto en los actos de la persona afectada. Puede que le tome por su cónyuge, su padre, su hermano… puede que le haga jugarretas, maldades o que incluso le pegue.

Si se trata de su padre o su madre, el único modo de afrontar con algo más de serenidad este drama es decirse a sí mismo que tiene que ocuparse de él o ella de la misma manera que se habían ocupado de usted cuando era niño, sin ofenderse porque montase en cólera, hiciese tonterías o reclamase atención constante.

La enorme diferencia, por supuesto, es que, en el caso de un niño, esos comportamientos son acordes a su edad y su conducta va evolucionando día tras día como parte de su crecimiento y proceso de maduración.

¿De qué valen los consejos difundidos por tantos medios?
Multitud de libros, sitios web, organismos y asociaciones ofrecen consejos para los cuidadores de enfermos de alzhéimer:

Tómese descansos con regularidad, deje al enfermo al cuidado de alguien para no desmoronarse y váyase de vacaciones cada cierto tiempo.
No se aísle, pida ayuda, acérquese a algún grupo de apoyo.
No se cree falsas expectativas cuando el enfermo de repente parezca acordarse de algo que había olvidado, pues forma parte del proceso de la enfermedad.
No se sorprenda de los cambios profundos de carácter y personalidad, pues son normales. No se tome como algo personal las maldades que el enfermo diga o haga.
Si el enfermo ha olvidado que una persona de su entorno había fallecido, no vale de nada recordárselo. Le causará tristeza y, de todos modos, volverá a olvidarlo.
Plantéese la posibilidad de llevarlo a alguna institución, está en su derecho, y puede que sea más seguro para el enfermo.
Todos estos consejos (y hay muchos más) son útiles.

Es necesario conocerlos y seguirlos cuando uno se ocupa de una persona que sufre alzhéimer, pero son limitados en la medida en que no ofrecen ninguna respuesta al desconsuelo de las personas que cuidan de un familiar afectado de alzhéimer.

Respuesta a la angustia de los familiares de enfermos de alzhéimer
Estas terribles preguntas son las siguientes:

Si esta persona tan querida me olvida y olvida todo lo que hemos vivido juntos, ¿qué quedará de lo que hemos vivido? ¿Sigue teniendo sentido nuestra relación? ¿Nuestra amistad (o amor) ha muerto?
Quienes me ven pensarán que vivo con esta persona, pero se ha convertido para mí en un extraño al que no reconozco y que ya no me reconoce a mí. Por lo tanto, me encuentro solo y padezco soledad; echo en falta el calor humano, el amor y la amistad. ¿Dónde puedo hallarlos sin dejar de ser fiel a la persona enferma, sin traicionarla?
Si una enfermedad puede transformar hasta tal punto a una persona y reducir a la nada décadas de relación, ¿de qué sirve haber vivido todo eso juntos? ¿Para qué vivir, simplemente? ¿Tiene algún sentido la vida?
He formulado estas preguntas a mi manera, pero hay otras más. El hecho fundamental es que la enfermedad de Alzheimer cuestiona las relaciones que más valor tienen para nosotros (a menudo un padre o una pareja) y parece que nos priva del sentido de nuestra existencia.

Por eso tantas personas caen en la depresión mientras se ocupan de un enfermo de alzhéimer. Y no es sólo porque estén preocupadas y fatigadas por los cuidados continuos que deben prodigar (que son durísimos físicamente y también psicológicamente).

La causa de la depresión es también -y sobre todo- que ante sus ojos se desmorona y se desvanece lo más valioso de su vida, lo que les era más necesario: la relación de amor o de amistad con un ser querido, cuestionando toda su vida y todas sus razones para vivir.

¿Cómo afrontarlo entonces?

Construir una filosofía personal
La única manera de no caer en el abismo que se abre bajo los pies es tener una sólida filosofía personal sobre la vida, si es posible, antes de verse enfrentado al problema.

Dicha filosofía, para que sea completa, debe incluir la posibilidad de la enfermedad de Alzheimer. Esto quiere decir que, cuando piense en las personas que más quiere, debe quedar claro en su fuero interno que no va a perder sus razones de vivir o de amarlas si tuvieran esa enfermedad.

Cada uno tiene su propio enfoque y nadie, evidentemente, puede imponer nada en esta cuestión.

Todo lo que yo puedo hacer es compartir con usted mi manera de ver las cosas. Quizá le inspire o, por el contrario, quizá desee actuar de modo diferente.

Sea cual sea su elección, me parecerá bien, mi único objetivo es ofrecerle pistas, reflexionar en voz alta con usted.

Mi enfoque más personal
La filosofía personal que yo propongo es renunciar a la actitud de consumidor en relación con las personas a las que amamos (padres, pareja, hijos e incluso amigos).

Dicho con otras palabras, respecto a cada una de estas personas, interiorizar el hecho de que no la quiere únicamente porque sea tierna, bella, agradecida, agradable, servicial, dispuesta, generosa o le admire.

Por supuesto, estas razones pudieron contribuir inicialmente a favorecer su apego mutuo. Es normal. Pero cuando la amistad o el amor maduran se crea un vínculo más profundo, que va más allá de eso. Este vínculo es la confianza, el respeto mutuo y, más aún, el recuerdo que guarda en su interior de todo lo que han vivido juntos, que les ha moldeado, que constituye la historia de su vida y explica lo que han llegado a ser.

Ese recuerdo es nuestro tesoro, es lo único que nos va a quedar cuando lo hayamos perdido todo. Es nuestra mayor riqueza, lo que nada ni nadie nos podrá nunca arrebatar.

Pero ese tesoro no existiría, no sería más que una ilusión si mi supuesta fidelidad, mi supuesto cariño, desapareciesen al cambiar las circunstancias.

Para darnos cuenta de qué quiere decir esto en la práctica, podemos coger una hoja de papel y escribir lo siguiente: “Quiero a mi hijo/mis padres/mi amigo/mi pareja porque…” y completar la frase con razones que no tengan que ver con las cualidades de esa persona, razones que sigan vigentes aunque esa persona cambiase.

Por ejemplo:

“Porque es quien ha hecho que comprendiese tal o cual cosa importante”.

“Porque me perdonó aquel día, cuando nadie más me habría podido perdonar…”.

“Porque es la única persona que me tendió la mano en ese momento difícil y sin ella hoy yo no sería nada…”.

“Porque me hizo descubrir tal o cual pasión que ha dado sentido a mi vida…”.

“Porque hemos tenido y hemos criado juntos a ese hijo al que tanto quiero”.

“Porque sin ella, jamás habría podido… (completar)”.

Normalmente, si hace el ejercicio con honestidad, la terminación evidente de la frase será: “Y, por consiguiente, tenga la enfermedad de Alzheimer o cualquier otra, jamás en la vida la abandonaré; si lo hiciera sería infeliz y no estaría en paz conmigo mismo”.

Muchas personas que se ocupan con paciencia admirable de un allegado enfermo de alzhéimer lo hacen de manera espontánea, sin pensarlo. Y de ahí sacan el coraje para no desesperar. Al contrario, esta fidelidad ligada a su compromiso refuerza su convicción interior de haber vivido una vida bella junto a esa persona, hasta el final (lo cual no quita, por supuesto, los momentos de angustia que pueden hacerse eternos, el miedo ni el sufrimiento de la soledad y, menos aún, las añoranzas del pasado).

Pero eso les permite evitar que una grieta irreparable se abra paso en su corazón, tirando por tierra sus recuerdos y llevándoles a pensar que toda su vida, pasada, presente e incluso futura carece de sentido.

Tal como he dicho al principio, lo ideal es construirse esta filosofía de vida antes de verse frente al problema del alzhéimer de un allegado, cuando aún se dispone de tiempo y se tiene la cabeza fría.

Pero este ejercicio resulta también muy útil aunque nadie de su entorno llegue a padecer nunca alzhéimer.

Fuente: Salud nutrición bienestar

10 consejos para cuidar a un enfermo sin estrés

10 consejos para cuidar a un enfermo sin estrés.

“Sin un corazón lleno de amor y unas manos generosas, es imposible curar a un hombre enfermo de su soledad”. Teresa de Calcuta

¿Sabes cómo cuidarte a ti y a los tuyos cuando caes enfermo? Aquí te damos algunos consejos necesarios para evitar el desgaste emocional y físico que a veces supone esta tarea.

El cuidar supone muchos cambios
Entendemos que la función de cuidar a una persona con enfermedad crónica, demencia, cáncer o enfermedad terminal puede hacer mella en nuestro estado de ánimo y bienestar general. Para empezar, esta bache en nuestro camino puede suponernos renunciar, al menos de forma temporal, a nuestros objetivos, motivaciones y metas en la vida. Además, en muchos casos se traduce en un cambio en nuestro estilo de vida, teniendo que estar pendiente de muchas cosas: medicación, actividades, aseo, alimentación y las mismas demandas de la persona enferma.

Es importante asumir que tendremos muchos cambios de estado de ánimo y emociones como son la frustración por no poder hacerlo mejor, seguida de un sentimiento de culpa por no llegar a todo y haber dejado a un lado tus planes. A todo esto se suma un sentimiento de pérdida al ver que la persona enferma ya no realiza tareas y funciones que antes sí realizaba, junto a la tristeza que supone ser testigo del deterioro que en algunos casos va experimentando en el día a día.

Consejos útiles para evitar el desgaste que supone cuidar de un enfermo

1- Involucra a otras personas, no seas el único encargado de una persona enferma. Puedes tratar de pedir ayuda a profesionales, familiares u otras personas de tu entorno.

2- Comunícate: expresa tus sentimientos con personas allegadas y no te guardes nada. Necesitas un espacio en el que poder expresar tus preocupaciones y emociones.

3- Trata de mantener una actitud positiva. A veces es normal caer en el pesimismo y no pasa nada, siempre tenemos la oportunidad de levantarnos de nuevo.

4- No es egoísta cuidar de uno mismo. Insistimos en que para cuidar de una forma sana y adecuada, primero hay que estar bien.

5- Cuidarte significa mantener unos hábitos de vida saludables: ejercicio físico, buena alimentación, ocio y aseo personal.

6- Es importante que aceptes tus limitaciones. No somos perfectos, y es normal que nos equivoquemos. Apóyate en profesionales y en la gente que te quiere en estos momentos.

7- Concédete momentos de relajación y descanso. No dejes de hacer cosas que te gustan.

8- Es bastante habitual que nos vengan pensamientos y emociones negativas. En este caso, deja que pasen y no te aferres a ellos. Y sobre todo, repítete a ti mismo “es normal sentirme así en algunos momentos”. Practica la compasión contigo mismo.

9- En los casos que sea posible, pónselo fácil a la persona enferma y a ti mismo. Incentiva su independencia y deja que realice las tareas que pueda asumir. De este modo reforzarás su sentimiento de valía y autoestima, y asumirás menos cargas y tareas.

10- Aprende siempre de la situación que estás viviendo en cada momento, sé resiliente. Cada peldaño del camino nos da ciertas enseñanzas que, si sabemos escuchar e integrar, nos pueden ser de gran ayuda para aumentar nuestro conocimiento acerca de la vida y de nosotros mismos. Además, mirando hacia atrás, podrás recordar que estuviste cerca de él, acompañando sus progresos, retrocesos, y ayudando y dando soporte a su evolución.

De estos consejos resaltamos uno que consideramos crucial para un buen cuidado: para cuidar bien de otra persona hay que cuidar primero de uno mismo.

Fuente: blog.aegon.es

Cuando no es demencia, ¿qué causa la pérdida de la memoria?

Cuando no es demencia, ¿qué causa la pérdida de la memoria?

Todo el mundo sufre lapsos de memoria leves de vez en cuando. Estos son por lo general sólo signos de un cerebro normal que está constantemente dando prioridad, do, almacenando y recuperando todo tipo de información. Pero, ¿cómo saber cuándo la pérdida de memoria es anormal y cuándo debe ser evaluado por un profesional de la salud?

Para saberlo es importante recordar que existen factores que pueden aumentar el que nuestra memoria falle, y eso no significa que se esté desarrollando una demencia. Recuerda que la mayoría de la gente tiene problemas para recordar algunos detalles de una conversación, pero olvida las conversaciones enteras, lo que sí podría indicar un problema.

¿Cuándo acudir al especialista? Si sientes que, a medida que pasa el tiempo, olvidas cada vez más información, entonces debes ser evaluado por un profesional de la salud para que evalué esas pérdidas de memoria.

Te en cuenta que el deterioro cognitivo leve es una condición caracterizada por un déficit de memoria más allá de lo esperado para la edad, pero no es suficiente para alterar las actividades del día a día. La forma más grave de la pérdida de memoria es la demencia.

Con la demencia, hay un creciente deterioro de la memoria y otros aspectos del pensamiento que son lo suficientemente grave como para afectar las actividades diarias. Si bien tiene muchas causas, la más común, con mucho, es la enfermedad de Alzheimer, en la que hay una pérdida progresiva de las células cerebrales acompañados de otras anomalías del cerebro.

La Agencia Norteamericana del Medicamento (FDA, por sus siglas en ingles) analiza en su último boletín de información a la población qué puede causar la pérdida de memoria y cuáles son las señales que nos pueden ayudar a reconocer que nuestros olvidos son algo más.

CUANDO NO ES DEMENCIA: CAUSAS DE LA PÉRDIDA DE MEMORIA
En el artículo de la FDA, que aparece en la página de actualizaciones para el consumidor, recuerda que se pueden producir una pérdida de memoria no asociada a la demencia o al deterioro cognitivo. Entre esta causas señala:

* Algunos medicamentos pueden interferir con la memoria, estos son algunos medicamento de venta sin receta, pastillas para dormir con receta, antihistamínicos, medicamentos ansiolíticos, antidepresivos, algunos medicamentos utilizados para tratar la esquizofrenia, y medicamentos para el dolor después de la cirugía utilizados.

* Consumo excesivo de alcohol puede causar deficiencias de vitamina B1 (tiamina), que pueden dañar la memoria. Además el alcohol y las drogas pueden cambiar los productos químicos en el cerebro y afectar la memoria.

* El estrés, en especial aquel que es debido a un trauma emocional, puede causar pérdida de la memoria. En casos raros, extremos, se puede producir una condición llamada amnesia psicógena que puede llevar a alguien a pasear por perdido, incapaz de recordar su nombre o fecha de nacimiento u otra información básica.

* La depresión, que es común en el envejecimiento, provoca una falta de atención y concentración que puede afectar a la memoria. Por lo general, el tratamiento de la depresión mejorará el estado de ánimo y los problemas de memoria puede entonces también mejorar.

* Un golpe en la cabeza puede causar una pérdida de la conciencia y pérdida de memoria. La pérdida de memoria de un solo episodio de trauma en la cabeza por lo general se mejora de manera gradual, y, en todo caso, no empeora. Sin embargo, si el trauma se repite, como ocurre en los boxeadores y futbolistas, se puede producir una pérdida progresiva de la memoria .

* Las personas con VIH, la tuberculosis, la sífilis, el herpes, y otras infecciones que pueden afectar al revestimiento o al cerebro pueden experimentar problemas de memoria.

* Una tiroides hipoactiva o hiperactiva puede interferir con recordar eventos recientes.

* La falta de sueño de calidad puede afectar la memoria, al igual que a la falta de concentración.

* Las deficiencias de vitaminas B1 y B12 pueden afectar a la memoria, y puede ser tratado con una píldora o una inyección.

* Como parte del proceso normal de envejecimiento, puede ser difícil para algunas personas para recordar algunos tipos de información, como los nombres de individuos.

¿LA PÉRDIDA DE MEMORIA SE PUEDE PREVENIR?
Existen númeroso ensayos clínicos en marcha probando intervenciones específicas para la pérdida de memoria. La investigación ha demostrado que el cambio de los niveles de estrógeno y progestina aumenta el riesgo de demencia en las mujeres mayores de 65 años.

Hay algunas cosas que se pueden hacer que pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar problemas de memoria:

* Reducir el colesterol y la presión arterial. Varios estudios realizados en los últimos años han sugerido que las enfermedades vasculares (enfermedad cardiaca y accidente cerebrovascular) que resultan de niveles elevados de colesterol y la presión arterial pueden contribuir al desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, su gravedad, o el desarrollo de la demencia multi-infarto (también llamada demencia vascular) .

* No fumar o el abuso del alcohol.

* Hacer ejercicio con regularidad. La actividad física puede ayudar a mantener el flujo sanguíneo al cerebro y reducir los factores de riesgo asociados con la demencia.

* Mantener hábitos alimenticios saludables. Comer vegetales de hojas más verdes y menos grasas saturadas se ha demostrado que ayuda a deterioro cognitivo lento. Además, el consumo de pescado con ácidos grasos omega-3 beneficiosos, como el salmón y el atún, puede beneficiar la salud del cerebro.

* Mantener interacciones sociales, que pueden ayudar a reducir el estrés.

* Mantener el cerebro activo. Algunos expertos sugieren que desafiar el cerebro con actividades tales como la lectura, la escritura, el aprendizaje de una nueva habilidad, jugar juegos, y la jardinería estimula las células del cerebro y las conexiones entre las células, y puede estar asociada con un menor riesgo de demencia.

Fuente: Infosalus

5 Consejos para prevenir caídas en personas mayores

20131110060759-fall16905543325 Consejos para prevenir caídas en personas mayores.

 

1 de cada 3 personas mayores de 65 años cae cada año, arriba de 72 años cae cada dos años, arriba de 80 años cae cada año

1.Actívate. El ejercicio físico es la medida más importante entre todas las que podemos adoptar para disminuir el riesgo de caer. Existen diferentes tipos de ejercicio físico, aeróbicos, de fortalecimien­to muscular, de equilibrio, de flexibilidad Para mantener una buena salud física es conveniente combinar los diferentes ejerci­cios durante la semana. Para que realmente funcione es importante que tengas una rutina establecida, no basta con salir a caminar y pasear al perro unos minutos. La idea es que tengas un programa integral, no se requiere que inviertas demasiado tiempo, quizá solo el 1% de tu tiempo. Centros especializados en ejercicios para personas mayores pueden ayudar.

2.Diseña un entorno anti caídas. Elimina escalones, prefiere las rampas, coloca agarraderas de apoyo en la regadera y en el WC. Ten la iluminación suficiente en lugares dónde requieras hacer tareas que puedan provocar que caigas (como en la cocina, baño, en la alacena). Busca que las cosas que utilices a diario estén a la mano. Evita el uso de alfombras y tapetes. Y si no las quieres quitar fíjalas al piso. Existen muchos otros cambios que puedes hacer en tu casa para evitar caídas.

3.Usa el calzado adecuado. Es recomendable usar zapatillas cerradas, que eviten que podamos tropezar y que no salgan fácilmente del todo, y con un poco de tacón Puedes leer más sobre este tema aquí.

4. Revisa tu estado de salud. La consulta al médico de atención primaria es necesaria cuando ya hemos tenido una caída o si tenemos sensación de inestabilidad o inseguridad al caminar El médico hará una serie de revisiones y exploraciones para poder recomendar las mejores actuaciones pre­ventivas.

5. Alimentate sanamente. Una alimentación variada es una condición necesaria para un envejecimiento saludable Si nos fijamos en el problema de las caídas, la alimentación también es importante. Una dieta variada y rica en proteínas, que obten­ dremos de la carne, el pescado, la clara de huevo, la leche o las legumbres, nos ayudará a mantener los músculos sanos y fuertes siempre que lo acompañemos de una buena actividad física

Fuente: Mayores de hoy

Amar a nuestros Adultos Mayores

DÉJALO HABLAR… porque hay en su pasado un tesoro lleno de verdad, de belleza y de bien.

DÉJALO VENCER… en las discusiones, porque tiene necesidad de sentirse seguro de sí mismo.

DÉJALO IR A VISITAR… a sus viejos amigos porque entre ellos se siente revivir.

DÉJALO CONTAR… sus historias repetidas, porque se siente feliz cuando lo escuchamos.

DÉJALO VIVIR… entre las cosas que ha amado, porque sufre al sentir que le arrancamos pedazos de su vida.

DÉJALO GRITAR… cuando se ha equivocado, porque los adultos mayores como los niños tienen derecho a la comprensión.

DÉJALO TOMAR UN PUESTO… en el automóvil de la familia cuando van de vacaciones, porque el año próximo tendrás remordimientos de conciencia si el o ella ya no están más.

DÉJALO ENVEJECER… con el mismo paciente amor con que dejas crecer a tus hijos, porque todo es parte de la naturaleza.

DÉJALO REZAR… como él sabe, como él quiere, porque el adulto mayor descubre la sombra de Dios en el camino que le falta recorrer.

DÉJALO SENTIR…tu amor inmenso, tu abrazo y tus caricias. (en ALZtivista ALZheimer)

5 consejos para prevenir la enfermedad de Alzheimer

5 consejos para prevenir la enfermedad de Alzheimer

Ejercitar la memoria y la capacidad intelectual acompañado de un cambio de hábitos y la adopción de otros más saludables puede retrasar la aparición de la enfermedad

El alzhéimer es una alteración neurodegenerativa primaria que suele presentarse con mayor frecuencia en personas mayores de 65 años, aunque también puede ocurrir en menor porcentaje en personas de una edad más joven. Cuando una persona sufre de alzhéimer empiezan a haber cambios microscópicos en el tejido de ciertas partes de su cerebro y pérdida constante de una sustancia química llamada acetilcolina, que es vital para el funcionamiento cerebral. Esta sustancia está relacionada con la comunicación de las células nerviosas y actividades mentales como el aprendizaje, la memoria y el pensamiento.

Las investigaciones llevadas a cabo hasta el momento no han encontrado una causa exacta del alzhéimer y es difícil determinar con exactitud qué persona está en completo riesgo de padecer esta enfermedad. Sin embargo, hay estudios que han relacionado diferentes factores con el mayor riesgo de sufrir este problema: edad (entre los 60 y 65 años), sexo (las mujeres lo padecen con más frecuencia), herencia familiar, factores genéticos y factores medioambientales (tabaquismo, dietas ricas en grasas, contaminación).

¿Cuáles son los síntomas neurológicos de una persona con alzhéimer?

En un principio surgen pequeñas e imperceptibles pérdidas de la memoria que pueden ignorarse fácilmente. Sin embargo, con el tiempo, esta pérdida de la memoria se hace más notoria a tal punto que la persona se vuelve incapaz de realizar actividades cotidianas y en casos más graves tiene problemas para actividades intelectuales como hablar, comprender, leer, o escribir.

Los síntomas de alzhéimer incluyen:

Pérdida de la memoria a corto plazo: Le es difícil retener nueva información.
Pérdida de la memoria a largo plazo: Le es difícil recordar información personal como las fechas importantes, la profesión e incluso el nombre.
Problemas de razonamiento.
Incomprensión de palabras comunes.
Incapacidad de atarse los zapatos o abotonarse la camisa.
Desorientación.
Cambiar en el carácter: irritabilidad, confusión, apatía, o decaimiento, entre otros.

¿Cómo se puede prevenir el alzhéimer?

El alzhéimer es una enfermedad que se puede prevenir o, por lo menos, prolongar unos años más el estado de bienestar cognitivo. Los expertos recomiendan aprender a detectar los primeros síntomas y ejercitar tanto la memoria como la función intelectual. Algunos de los consejos claves para prevenir o retrasar la aparición de alzhéimer son:

Controlar los factores de riesgo vascular
Mantener equilibrados los niveles de colesterol, azúcar e hipertensión arterial.

Modificar el estilo de vida

Alimentación: Es muy importante llevar una alimentación saludable, ya que se ha comprobado que algunos alimentos pueden influir sobre la posibilidad de desarrollar alzhéimer. Debes incrementar el consumo de alimentos monoinsaturados “buenos” como nueces, cacahuetes, almendras, pistachos, aguacates, canela, o aceitunas; Poliinsaturados como omega 3 y alimentos de hojas verdes; otros nutrientes como la vitamina E, presente en germen de trigo, cereales con cáscara, hojas verdes, nueces; vitamina B12 en productos animales; vitamina B9 (ácido fólico) en alimentos tales como judías, vegetales verdes, naranjas. Reduce el consumo de carnes rojas, alimentos refinados, mantequillas y grasas derivadas de lácteos.

Hacer más ejercicio: El ejercicio físico es muy bueno para la salud en general y también para prevenir el alzhéimer. Diversas investigaciones han encontrado que a partir de las 2 horas semanales de ejercicio se reduce el riesgo de desarrollar esta enfermedad.

No fumar: El tabaquismo es uno de los factores de riesgo del alzhéimer, pues se ha encontrado que las personas adictas al cigarrillo tienden más a sufrir esta enfermedad que aquellas que mantienen el tabaco alejado. Si aún no ha logrado acabar con este mal hábito, recomendamos buscar alternativas para dejar de fumar.

Incrementar la actividad cognitiva: Las actividades cognitivas pueden evitar y prolongar de algún modo la aparición de una enfermedad como el alzhéimer. Numerosos estudios determinan que estas actividades son un ejercicio para las funciones cerebrales y la memoria, por lo que podrían ser claves en la prevención del alzhéimer.
Entre las actividades recomendadas por los expertos encontramos:

Hablar varios idiomas.
Tocar instrumentos musicales.
Leer con frecuencia.
Estudiar una carrera.
Tener más actividad social.

Retarse con juegos intelectuales como ajedrez, crucigramas, rompecabezas, sudokus y todo tipo de juegos para pensar.

Para tener en cuenta…
Hasta ahora no hay una manera exacta de predecir si una persona va a desarrollar una enfermedad como el alzhéimer. Es muy importante tener en cuenta los factores de riesgo, ya que pueden ser claves en la detección temprana de esta enfermedad. Hasta el momento no se puede afirmar que se puede detener su evolución, pero detectarla a tiempo puede ayudar mucho a mejorar la calidad de vida del paciente

Fuente: Mejor con salud