Cómo mostrar respeto y dignidad a las personas con Alzheimer

Cómo mostrar respeto y dignidad a las personas con Alzheimer.

7 Maneras fáciles de mostrar respeto y dignidad

1- Una manera simple de mostrar dignidad y respeto por alguien diagnosticado con Alzheimer es dejar de discutir la salud y el bienestar de esa persona con los demás mientras escuchan la conversación en voz baja. (No son invisibles, pero pueden sentirse excluidos). Esto es especialmente cierto para alguien a quien se le diagnosticó recientemente y entiende sus circunstancias bastante bien.

2- Aunque la persona con Alzheimer puede tener problemas con el habla, nunca se sabe cuánto comprende esa persona . Hacer que alguien hable de él/ella como si no estuviera allí puede ser degradante.
Del mismo modo, no respondas por ellos. Ya sea en un restaurante o en el consultorio del médico, si se le hace una pregunta a alguien con Alzheimer, concédale tiempo suficiente para responder. (Estar en la etapa temprana de la enfermedad de Alzheimer es una de las cosas más irritantes para mí. A veces me lleva un momento pensar con claridad y responder. Es muy vergonzoso que alguien responda constantemente por mí. Sé que eventualmente necesitaré esa ayuda Pero mientras pueda hablar y tener sentido, permíteme un momento extra para hacerlo).

3- Durante las visitas al médico, permítales participar en la conversación si pueden. De lo contrario, pueden incluirse como oyentes constantes de la conversación.

4- Esfuércese por tener paciencia cuando alguien con Alzheimer se porta mal o se vuelve rebelde, especialmente en un lugar público. Nunca veas su comportamiento como un ataque personal . Como cuidador, debe comprender que ocasionalmente no tienen control sobre sus propias emociones.

5- Recuerde que cuando alguien tiene Alzheimer, a veces tienen poco control sobre sus emociones o comportamiento . Sus acciones a menudo se rigen por la enfermedad, no pueden ser responsabilizados ni regañados como un niño impertinente.
Recuerda cuando la persona estaba sana y vibrante, llena de vida, amor y risas. trátela como si la tratara si no le diagnosticaran Alzheimer.

6- Aceptar y proteger sus limitaciones físicas.
Si el paciente con Alzheimer es incontinente, asegúrese de estar preparado con medios de protección o considere su preferencia.

7- Es posible que prefieran quedarse en casa en lugar de realizar largas excursiones.
Evitar grandes multitudes con muchas conversaciones y ruidos fuertes, ya que esto distrae y molesta a la persona con Alzheimer.

Fuente: free alzheimers support.com

Celebrando la vida.

Hoy 30 de Octubre es día de celebración por el cumpleaños de mi suegra, mañana ella no lo recordará, incluso hoy no lo sabe si no se lo decimos. Pero a pesar de todo eso, damos gracias a Dios que el Ladrón de Recuerdos nos sigue permitiendo disfrutar de estos momentos con ella.

Ella disfruta los pequeños momentos de alegría y tratamos que se multipliquen para que aunque luego los olvide tenga en su corazón esa alegría de sentirse amada, cuidada y valiosa para nosotros.

El Alzheimer hace que ella pronto olvide lo que pasó en el día a día, pero no puede tocar el sentimiento de ella hacia nosotros y no puede impedir que ella disfrute de la vida a nuestro lado.

Ahora celebramos la vida de ella, celebramos sus 86 años y la dicha de poder luchar por ella para poder tenerla con nosotros muchos años más.

Gracias Dios por su vida, y aunque parezca mentira, gracias señor Alzheimer por mostrarnos que:

La familia no es cuestión de sangre, sino de quien sostiene su mano cuando más lo necesita.

#PorEllosValeLaPenaLuchar.

Alztivista Alzheimer

Alzheimer y depresión

Alzheimer y depresión.

¿Qué es la depresión?
Cuando los médicos hablan de depresión, hacen alusión a la enfermedad médica llamada depresión grave. Alguien que padece depresión grave tiene síntomas casi todos los días, todo el día, durante dos semanas o más. Estos síntomas pueden incluir:

– sentirse triste o de mal humor;
– llorar fácilmente o sin ninguna razón;
– sensación de lentitud;
– sentirse inquieto e irritable;
– sentirse inútil o culpable;
– tener problemas para recordar, enfocar, o tomar decisiones;
– tener dolores de cabeza, dolores de espalda o problemas digestivos;
– pérdida o ganancia de peso inesperada;
– dormir demasiado o tener problemas para dormir;
– sensación de cansancio permanente;
– perder interés o placer en cosas que solía disfrutar, incluido el sexo;
– pensar en la muerte o el suicidio.

Hay una forma leve de depresión que causa síntomas menos graves. Ambas tienen las mismas causas y tratamiento. Una persona mayor que sufre de depresión puede sentirse confundida o tener problemas para entender peticiones sencillas.

¿Qué es la enfermedad de Alzheimer?
La enfermedad de Alzheimer es el tipo más común de demencia. La demencia es un grupo de síntomas que pueden ser causados por el daño cerebral. La enfermedad de
Alzheimer hace que sea difícil para la gente recordar, aprender y comunicarse. Estos cambios con el tiempo hacen que sea difícil para las personas cuidar de sí mismos. También pueden causar cambios en el estado de ánimo y la personalidad.

La depresión es muy común entre las personas que tienen la enfermedad de Alzheimer. En muchos casos, se deprimen cuando se dan cuenta de que su memoria y su capacidad de funcionar están empeorando. En conjunto, la depresión y la enfermedad de Alzheimer pueden causar otros síntomas. Puede que ya no quiera ir a lugares o ver a otras personas. Su perspectiva y calidad de vida pueden sufrir.

Camino hacia una mejor salud
Puede ser difícil para usted saber si su familiar está deprimido. Puede observar algunos de los síntomas típicos de la depresión. Su ser querido puede estar enojado y agitado, o perdido y confundido. Puede rechazar la ayuda con el cuidado personal, como vestirse o tomar medicamentos.

La enfermedad de Alzheimer y la depresión tienen muchos síntomas que son similares. Puede ser difícil distinguir la diferencia entre ellos. Si cree que la depresión es un problema de su ser querido que tiene la enfermedad de Alzheimer, hable con su médico.

Aspectos a tener en cuenta
Hay muchas cosas que puede hacer para ayudar a alguien que tiene enfermedad de Alzheimer y depresión.

Crear un ambiente agradable. Incluya a personas y cosas con las que están familiarizados. Esto puede iluminar su espíritu y ayudar a calmar cualquier temor o ansiedad.

Establecer expectativas realistas de lo que pueden hacer. Ayúdelos con las tareas que no pueden hacer solos. No espere demasiado a que se sientan frustrados o molestos.

Dejar que lo ayuden con tareas simples y agradables. Podría ser preparar comidas, jardinería o hacer manualidades.

Evitar los ruidos fuertes, lugares con mucha gente o la sobreestimulación. Esto puede hacer que se retrotraigan o se comporten mal.

Ser positivo. Los elogios frecuentes los ayudarán a ellos, y a usted, a sentirse mejor.

Como cuidador de una persona que tiene la enfermedad de Alzheimer, también debe cuidarse a usted mismo.

Si está demasiado cansado y frustrado, podrá ayudar menos. Pida ayuda a familiares, amigos y organizaciones de la comunidad local.

El cuidado de relevo puede estar disponible en el grupo de personas de la tercera edad local o en una agencia de servicios sociales. Se trata de atención a corto plazo que se da a un paciente que tiene la enfermedad de Alzheimer con el fin de proporcionar un alivio para el cuidador. Busque o pregunte al médico sobre grupos de apoyo para cuidadores.

Otras personas que se ocupan de los mismos problemas pueden tener buenas ideas sobre cómo hacerles frente. Los centros de cuidado diurno para adultos pueden ser útiles. Pueden ofrecerle a su familiar un ambiente consistente y una oportunidad para socializar. La mayoría de las instalaciones para personas mayores tienen programas específicos para personas que tienen la enfermedad de Alzheimer.

Cuándo ver al médico
Póngase en contacto con su médico si reconoce los síntomas de la enfermedad de Alzheimer y/o depresión en usted mismo o en un ser querido. Lo ayudará a usted y a su familia con las opciones de tratamiento. La Academia Estadounidense de Médicos de Familia (AAFP, por sus siglas en inglés) recomienda que los adultos se hagan una prueba para detectar la depresión.

El médico puede recetarle medicamentos para tratar algunos de los síntomas. Los medicamentos antidepresivos pueden ser útiles. Estos medicamentos ayudan a mejorar los síntomas emocionales y mentales. También pueden ayudar con problemas de alimentación y/o para dormir. Los medicamentos antidepresivos no crean hábito.

Preguntas para hacerle a su médico

¿Son la depresión y la enfermedad de Alzheimer hereditarias? ¿Estoy en riesgo?
¿Qué tipos de medicamentos tratan la depresión y la enfermedad de Alzheimer? ¿Tienen algún efecto secundario?
¿Desaparecerá la depresión?
¿Hay cambios de estilo de vida que ayudan a mejorar los síntomas?
¿Me puede recomendar un grupo de apoyo para personas que tienen estas afecciones y para sus cuidadores?

Fuente: es.familydoctor.org

El ejercicio previene el riesgo de caídas en adultos mayores

Se recomienda que los ejercicios sean adecuados a las condiciones físicas de cada persona.

Los cambios que el envejecimiento natural producen en el organismo humano afectan a la marcha, al equilibrio y al control neuromuscular constituyéndose en las causas principales de la frecuencia de caídas de las personas de la tercera edad.

Por ello, especialistas en el área recomiendan a los adultos mayores hacer ejercicio diariamente para disminuir el riesgo, porque si se mantiene el cuerpo activo éste será más fuerte y, por lo tanto, menos vulnerable.

“Los ejercicios deben ser adecuados a las condiciones físicas de cada persona de la tercera edad, previa evaluación de un especialista -un kinesiólogo-”, aclara Jenny Rojas, fisioterapeuta y kinesióloga.

Los adultos mayores “son más propensos a las caídas porque debido a la edad y a la pérdida de las funciones musculares y elasticidad, existe una disminución en los reflejos de defensa y equilibrio. Asimismo, hay una disminución en la base de sustentación dejando así el centro de gravedad más inestable”, explica Rojas.

A nivel mundial, las caídas son la segunda causa principal de muertes accidentales o no intencionales, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se calcula que 646 mil personas mueren cada año como consecuencia de caídas.

“Caídas, golpes, cortes, quemaduras e intoxicaciones son los accidentes más frecuentes en las personas de la tercera edad”, alerta el gerontólogo Nelson Chávez.

Señala que la mayoría de los accidentes que sufren las personas mayores se producen en el hogar, generalmente por una falta de adecuación de las instalaciones a sus condiciones físicas derivadas del envejecimiento: menor agudeza visual, deterioro de las capacidades físicas (marcha, coordinación, equilibrio), deterioro cognitivo y otros.

En general, las caídas pueden ocasionar: fracturas, pérdida del conocimiento, hemorragia interna, lesiones en la piel, inflamaciones, dolor intenso en la zona del golpe y pérdida de funcionalidad.

El gerontólogo explica que las más severas son las fracturas (cadera, piernas, brazos, costillas) tomando en cuenta la fragilidad ósea que tienen -las personas de la tercera edad-, porque éstas implican el inicio de un proceso de recuperación largo e intervenciones médicas que pueden traer otras complicaciones inherentes a la atención”.

“Puede sonar exagerado, pero una casa puede ser un campo de minas para un anciano si no se toman ciertas precauciones para evitar caídas”, dice el especialista.

Por ello, Chávez aconseja garantizarles -a los adultos mayores- “un ambiente físico adecuado para su desenvolvimiento. Adaptar las viviendas a su realidad y limitaciones con iluminación correcta, rampas, soportes de pared en la ducha y los baños, que no existan obstáculos o peligros para su deambulación”.

Más allá de las caídas

Los especialistas recomiendan también tomar en cuenta el efecto psicológico que ocasiona una caída en los adultos mayores.

“El miedo del adulto mayor a que se repita el evento puede ocasionar a veces limitación de deambulación y depresión”, dice Chávez.

Rojas acota que una caída genera falta de confianza que puede llegar a depresión ocasionando disminución de defensas y haciéndolos más propensos a infecciones y debilitando el cuerpo, llevando poco a poco a un deterioro y dependencia que con el tiempo lleva a la muerte”.

“La estancia prolongada en cama debe ser siempre la última medida a tomar en el cuidado del adulto mayor, ya que ésta se acompaña de pérdida de masa muscular y un estado metabólico y neurocardíaco de inactividad que predispone a otras patologías”, dice el gerontólogo.

Ejercicios adecuados

Ante este panorama, los expertos recomiendan que las personas mayores hagan ejercicios de forma periódica y rutinaria para mejorar la musculatura, flexibilidad y agilidad y, por tanto, la movilidad.

“En el adulto mayor es importante mantener su funcionalidad el mayor tiempo posible. Es decir, que tenga la mayor independencia física, mental y social, porque esto repercutirá en una mejor conservación de su salud”, aconseja Chávez.

“El ejercicio es el nuevo fármaco y debe dosificarse con una previa evaluación de un especialista (kinesiólogo) para cada persona”, dice Rojas.

En la evaluación individual se tomará en cuenta la resistencia física que presente el adulto mayor, las enfermedades que tenga, el estado de la fuerza muscular, el peso corporal y la disponibilidad de tiempo y espacio, explica la fisioterapeuta.

La especialista señala que hay cuatro tipos de ejercicios que pueden realizar las personas de la tercera edad, pero recalca la importancia de una previa evaluación personal para identificar qué ejercicios le hacen falta y cuáles puede efectuar.

Manifiesta que las actividades de resistencia o aeróbicas aumentan y mejoran la respiración y la frecuencia cardíaca. Entre ellas están: caminatas, correr, bailar, nadar y andar en bicicleta.

Los ejercicios de fuerza ayudan a fortalecer los músculos, como el levantar pesas o usar bandas elásticas.

Los ejercicios de equilibrio previenen caídas y mejoran los reflejos. Rutinas con pelota terapéutica, danza y tai chi, son los ejercicios ideales.

Rutinas de ejercicios de estiramiento y yoga son ideales para mejorar la flexibilidad, estirar los músculos, ligamentos y tendones. Además, ayudan a que el cuerpo permanezca relajado y se pueda prevenir lesiones.

“Si el adulto mayor se encuentra en un estado cognitivo saludable, pero físicamente es dependiente (está en cama, en su cuarto) el ejercicio puede sacarlo de ese estado físico y devolverle grados de independencia, liberando así de algunas responsabilidades a la familia (vestirlo, cambios de posición, alimentarlo, hábitos de higiene)”, finaliza Rojas.

lostiempos.com

El ejercicio previene el riesgo de caídas en adultos mayores

Se recomienda que los ejercicios sean adecuados a las condiciones físicas de cada persona.

Los cambios que el envejecimiento natural producen en el organismo humano afectan a la marcha, al equilibrio y al control neuromuscular constituyéndose en las causas principales de la frecuencia de caídas de las personas de la tercera edad.

Por ello, especialistas en el área recomiendan a los adultos mayores hacer ejercicio diariamente para disminuir el riesgo, porque si se mantiene el cuerpo activo éste será más fuerte y, por lo tanto, menos vulnerable.

“Los ejercicios deben ser adecuados a las condiciones físicas de cada persona de la tercera edad, previa evaluación de un especialista -un kinesiólogo-”, aclara Jenny Rojas, fisioterapeuta y kinesióloga.

Los adultos mayores “son más propensos a las caídas porque debido a la edad y a la pérdida de las funciones musculares y elasticidad, existe una disminución en los reflejos de defensa y equilibrio. Asimismo, hay una disminución en la base de sustentación dejando así el centro de gravedad más inestable”, explica Rojas.

A nivel mundial, las caídas son la segunda causa principal de muertes accidentales o no intencionales, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se calcula que 646 mil personas mueren cada año como consecuencia de caídas.

“Caídas, golpes, cortes, quemaduras e intoxicaciones son los accidentes más frecuentes en las personas de la tercera edad”, alerta el gerontólogo Nelson Chávez.

Señala que la mayoría de los accidentes que sufren las personas mayores se producen en el hogar, generalmente por una falta de adecuación de las instalaciones a sus condiciones físicas derivadas del envejecimiento: menor agudeza visual, deterioro de las capacidades físicas (marcha, coordinación, equilibrio), deterioro cognitivo y otros.

En general, las caídas pueden ocasionar: fracturas, pérdida del conocimiento, hemorragia interna, lesiones en la piel, inflamaciones, dolor intenso en la zona del golpe y pérdida de funcionalidad.

El gerontólogo explica que las más severas son las fracturas (cadera, piernas, brazos, costillas) tomando en cuenta la fragilidad ósea que tienen -las personas de la tercera edad-, porque éstas implican el inicio de un proceso de recuperación largo e intervenciones médicas que pueden traer otras complicaciones inherentes a la atención”.

“Puede sonar exagerado, pero una casa puede ser un campo de minas para un anciano si no se toman ciertas precauciones para evitar caídas”, dice el especialista.

Por ello, Chávez aconseja garantizarles -a los adultos mayores- “un ambiente físico adecuado para su desenvolvimiento. Adaptar las viviendas a su realidad y limitaciones con iluminación correcta, rampas, soportes de pared en la ducha y los baños, que no existan obstáculos o peligros para su deambulación”.

Más allá de las caídas

Los especialistas recomiendan también tomar en cuenta el efecto psicológico que ocasiona una caída en los adultos mayores.

“El miedo del adulto mayor a que se repita el evento puede ocasionar a veces limitación de deambulación y depresión”, dice Chávez.

Rojas acota que una caída genera falta de confianza que puede llegar a depresión ocasionando disminución de defensas y haciéndolos más propensos a infecciones y debilitando el cuerpo, llevando poco a poco a un deterioro y dependencia que con el tiempo lleva a la muerte”.

“La estancia prolongada en cama debe ser siempre la última medida a tomar en el cuidado del adulto mayor, ya que ésta se acompaña de pérdida de masa muscular y un estado metabólico y neurocardíaco de inactividad que predispone a otras patologías”, dice el gerontólogo.

Ejercicios adecuados

Ante este panorama, los expertos recomiendan que las personas mayores hagan ejercicios de forma periódica y rutinaria para mejorar la musculatura, flexibilidad y agilidad y, por tanto, la movilidad.

“En el adulto mayor es importante mantener su funcionalidad el mayor tiempo posible. Es decir, que tenga la mayor independencia física, mental y social, porque esto repercutirá en una mejor conservación de su salud”, aconseja Chávez.

“El ejercicio es el nuevo fármaco y debe dosificarse con una previa evaluación de un especialista (kinesiólogo) para cada persona”, dice Rojas.

En la evaluación individual se tomará en cuenta la resistencia física que presente el adulto mayor, las enfermedades que tenga, el estado de la fuerza muscular, el peso corporal y la disponibilidad de tiempo y espacio, explica la fisioterapeuta.

La especialista señala que hay cuatro tipos de ejercicios que pueden realizar las personas de la tercera edad, pero recalca la importancia de una previa evaluación personal para identificar qué ejercicios le hacen falta y cuáles puede efectuar.

Manifiesta que las actividades de resistencia o aeróbicas aumentan y mejoran la respiración y la frecuencia cardíaca. Entre ellas están: caminatas, correr, bailar, nadar y andar en bicicleta.

Los ejercicios de fuerza ayudan a fortalecer los músculos, como el levantar pesas o usar bandas elásticas.

Los ejercicios de equilibrio previenen caídas y mejoran los reflejos. Rutinas con pelota terapéutica, danza y tai chi, son los ejercicios ideales.

Rutinas de ejercicios de estiramiento y yoga son ideales para mejorar la flexibilidad, estirar los músculos, ligamentos y tendones. Además, ayudan a que el cuerpo permanezca relajado y se pueda prevenir lesiones.

“Si el adulto mayor se encuentra en un estado cognitivo saludable, pero físicamente es dependiente (está en cama, en su cuarto) el ejercicio puede sacarlo de ese estado físico y devolverle grados de independencia, liberando así de algunas responsabilidades a la familia (vestirlo, cambios de posición, alimentarlo, hábitos de higiene)”, finaliza Rojas.

lostiempos.com

El ejercicio previene el riesgo de caídas en adultos mayores

Se recomienda que los ejercicios sean adecuados a las condiciones físicas de cada persona.

Los cambios que el envejecimiento natural producen en el organismo humano afectan a la marcha, al equilibrio y al control neuromuscular constituyéndose en las causas principales de la frecuencia de caídas de las personas de la tercera edad.

Por ello, especialistas en el área recomiendan a los adultos mayores hacer ejercicio diariamente para disminuir el riesgo, porque si se mantiene el cuerpo activo éste será más fuerte y, por lo tanto, menos vulnerable.

“Los ejercicios deben ser adecuados a las condiciones físicas de cada persona de la tercera edad, previa evaluación de un especialista -un kinesiólogo-”, aclara Jenny Rojas, fisioterapeuta y kinesióloga.

Los adultos mayores “son más propensos a las caídas porque debido a la edad y a la pérdida de las funciones musculares y elasticidad, existe una disminución en los reflejos de defensa y equilibrio. Asimismo, hay una disminución en la base de sustentación dejando así el centro de gravedad más inestable”, explica Rojas.

A nivel mundial, las caídas son la segunda causa principal de muertes accidentales o no intencionales, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se calcula que 646 mil personas mueren cada año como consecuencia de caídas.

“Caídas, golpes, cortes, quemaduras e intoxicaciones son los accidentes más frecuentes en las personas de la tercera edad”, alerta el gerontólogo Nelson Chávez.

Señala que la mayoría de los accidentes que sufren las personas mayores se producen en el hogar, generalmente por una falta de adecuación de las instalaciones a sus condiciones físicas derivadas del envejecimiento: menor agudeza visual, deterioro de las capacidades físicas (marcha, coordinación, equilibrio), deterioro cognitivo y otros.

En general, las caídas pueden ocasionar: fracturas, pérdida del conocimiento, hemorragia interna, lesiones en la piel, inflamaciones, dolor intenso en la zona del golpe y pérdida de funcionalidad.

El gerontólogo explica que las más severas son las fracturas (cadera, piernas, brazos, costillas) tomando en cuenta la fragilidad ósea que tienen -las personas de la tercera edad-, porque éstas implican el inicio de un proceso de recuperación largo e intervenciones médicas que pueden traer otras complicaciones inherentes a la atención”.

“Puede sonar exagerado, pero una casa puede ser un campo de minas para un anciano si no se toman ciertas precauciones para evitar caídas”, dice el especialista.

Por ello, Chávez aconseja garantizarles -a los adultos mayores- “un ambiente físico adecuado para su desenvolvimiento. Adaptar las viviendas a su realidad y limitaciones con iluminación correcta, rampas, soportes de pared en la ducha y los baños, que no existan obstáculos o peligros para su deambulación”.

Más allá de las caídas

Los especialistas recomiendan también tomar en cuenta el efecto psicológico que ocasiona una caída en los adultos mayores.

“El miedo del adulto mayor a que se repita el evento puede ocasionar a veces limitación de deambulación y depresión”, dice Chávez.

Rojas acota que una caída genera falta de confianza que puede llegar a depresión ocasionando disminución de defensas y haciéndolos más propensos a infecciones y debilitando el cuerpo, llevando poco a poco a un deterioro y dependencia que con el tiempo lleva a la muerte”.

“La estancia prolongada en cama debe ser siempre la última medida a tomar en el cuidado del adulto mayor, ya que ésta se acompaña de pérdida de masa muscular y un estado metabólico y neurocardíaco de inactividad que predispone a otras patologías”, dice el gerontólogo.

Ejercicios adecuados

Ante este panorama, los expertos recomiendan que las personas mayores hagan ejercicios de forma periódica y rutinaria para mejorar la musculatura, flexibilidad y agilidad y, por tanto, la movilidad.

“En el adulto mayor es importante mantener su funcionalidad el mayor tiempo posible. Es decir, que tenga la mayor independencia física, mental y social, porque esto repercutirá en una mejor conservación de su salud”, aconseja Chávez.

“El ejercicio es el nuevo fármaco y debe dosificarse con una previa evaluación de un especialista (kinesiólogo) para cada persona”, dice Rojas.

En la evaluación individual se tomará en cuenta la resistencia física que presente el adulto mayor, las enfermedades que tenga, el estado de la fuerza muscular, el peso corporal y la disponibilidad de tiempo y espacio, explica la fisioterapeuta.

La especialista señala que hay cuatro tipos de ejercicios que pueden realizar las personas de la tercera edad, pero recalca la importancia de una previa evaluación personal para identificar qué ejercicios le hacen falta y cuáles puede efectuar.

Manifiesta que las actividades de resistencia o aeróbicas aumentan y mejoran la respiración y la frecuencia cardíaca. Entre ellas están: caminatas, correr, bailar, nadar y andar en bicicleta.

Los ejercicios de fuerza ayudan a fortalecer los músculos, como el levantar pesas o usar bandas elásticas.

Los ejercicios de equilibrio previenen caídas y mejoran los reflejos. Rutinas con pelota terapéutica, danza y tai chi, son los ejercicios ideales.

Rutinas de ejercicios de estiramiento y yoga son ideales para mejorar la flexibilidad, estirar los músculos, ligamentos y tendones. Además, ayudan a que el cuerpo permanezca relajado y se pueda prevenir lesiones.

“Si el adulto mayor se encuentra en un estado cognitivo saludable, pero físicamente es dependiente (está en cama, en su cuarto) el ejercicio puede sacarlo de ese estado físico y devolverle grados de independencia, liberando así de algunas responsabilidades a la familia (vestirlo, cambios de posición, alimentarlo, hábitos de higiene)”, finaliza Rojas.

lostiempos.com

Los primeros signos de Alzheimer se encuentran en adultos jóvenes

Los primeros signos de Alzheimer se encuentran en adultos jóvenes.

Si bien la edad es el factor de riesgo número uno para la enfermedad de Alzheimer, esta no es una parte natural del envejecimiento y la enfermedad afecta más que solo al grupo de mayor edad.De hecho, un estudio reciente encontró evidencia de acumulación de amiloide en el cerebro de personas de 20 años. Obtenga más información sobre este estudio y lo que significa para el futuro de la investigación de la enfermedad de Alzheimer.Placas beta-amiloides encontradas en cerebros adultos jóvenesUn nuevo estudio realizado por Changiz Geula, profesor de investigación en la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern en Chicago, encontró evidencia de la enfermedad de Alzheimer en el cerebro de personas fallecidas de 20 años.El equipo de investigación analizó los cerebros de 13 personas entre 20 y 66 años sin problemas de salud, 14 personas sin demencia entre 70 y 99 años y 21 personas con Alzheimer entre 60 y 95 años. Señalaron que la acumulación de amiloide tóxico era evidente, irrelevante para la edad y la salud.La acumulación de amiloide es una característica de la enfermedad de Alzheimer, que se encuentra comúnmente en los cerebros de las personas mayores que tienen la enfermedad. «El amiloide es malo», dijo Geula. «No sabemos el mecanismo exacto por el cual causa daño, o si la acumulación de amiloide es el principal factor desencadenante de la enfermedad de Alzheimer, por lo que no podemos decir que realmente causa la enfermedad». Pero hace tiempo que sabemos que causa daño. Tóxico y puede no ser bueno para usted cuando se acumula. «Continuó diciendo que fue muy sorprendente encontrar la acumulación de amiloide dentro de las células nerviosas de los jóvenes de 20 años.Prevención e intervención tempranaLos investigadores planean observar a un mayor número de personas mayores para determinar si las personas con mayor amiloide tienen un mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer o demencia. Debido al tamaño de muestra más pequeño de este estudio, fue difícil determinar cuánta variabilidad existe entre la población general. Se descubrió que algunas personas mayores en el estudio tenían la misma cantidad de acumulación de amiloide que también se observó en los cerebros de los adultos jóvenes.La Dra. Yvette Sheline, profesora de psiquiatría, radiología y neurología de la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania, señaló que si bien fue interesante ver la acumulación de amiloide a una edad temprana, los hallazgos se basaron en un pequeño puñado de muestras de cerebro. . Era imposible saber si los adultos más jóvenes eventualmente desarrollarían la enfermedad de Alzheimer, o si la acumulación de beta-amiloide es una parte normal de la fisiología humana.Dado el pequeño tamaño de la muestra, otros investigadores creen que los nuevos hallazgos pueden ser fundamentales para proporcionar información sobre la aparición de la enfermedad de Alzheimer. Geula tiene la esperanza de que los hallazgos de su equipo conduzcan a una intervención temprana y una nueva forma de tratar la enfermedad. El dice:

«La implicación parece ser que si queremos evitar que estos grupos se formen cuando una persona envejece, es posible que necesitemos intervenir mucho antes de lo que pensábamos para tratar de deshacernos del amiloide muy temprano en la vida».

Fuente: fibrocommunity.site

5 técnicas de estimulación para enfermos de Alzheimer

5 técnicas de estimulación para enfermos de Alzheimer.

En los enfermos de Alzheimer es muy importante conseguir un retardo en la evolución de la enfermedad. Uno de los efectos que el Alzheimer provoca es el de la progresiva pérdida de las capacidades cognitivas y es en éstas en las que las personas que cuidan al enfermo deben incidir.
Para ello, hay que adoptar una actitud activa a la hora de estimular al enfermo de Alzheimer. Existen sencillos ejercicios, tanto físicos como mentales, que contribuyen a frenar el empeoramiento de las capacidades cognitivas. Con ello, se consigue, entre otras cosas, mantener capacidades mentales, mejorar el rendimiento funcional y cognitivo o incrementar la autonomía personal en las actividades diarias.
Técnicas para mejorar la memoria
El trabajo se orienta a ejercitar y mejorar tanto la memoria reciente, como favorecer el mantenimiento de recuerdos más lejanos.

  • Repetición de números o palabras para ejercitar la memoria inmediata.
  • Juegos de memoria con tablillas de imágenes distintas.
  • Juegos de memorización de palabras o frases.
  • Ejercicios para recordar acontecimientos y noticias.
  • Recordar hechos cotidianos como la comida o lo que se hizo el día anterior.
  • Apoyarse en material visual y verbal, como una canción o frase hecha, para evocar recuerdos remotos. Así se realizan ejercicios de memoria biográfica y acciones relacionadas con los datos personales del paciente, como nombres de familiares, número de teléfono o lugar en el que vive.

Técnicas para estimular la orientación
Tanto para mejorar el conocimiento que el enfermo de Alzheimer tiene sobre el ámbito espacio-temporal en el que se desenvuelve, como los datos sobre la propia persona.
La técnica más sencilla es la de realizar al paciente preguntas básicas para mejorar la orientación en tres sentidos: temporal, espacial y personal.

  • Orientación temporal: preguntas sobre el mes, año, día o estación en la que nos encontramos o por festivos determinados.
  • Orientación espacial: cuestiones sobre la ciudad, el barrio o incluso el domicilio en el que se encuentra.
  • Orientación personal: sobre el nombre del enfermo, su fecha de nacimiento o incluso si está casado.
Esta técnica se refuerza mediante el uso de ayudas gráficas como calendarios, relojes o mapas, para ayudar así también a mejorar el nivel de atención.

Técnicas para estimular el lenguaje
Para optimizar la capacidad verbal del paciente debe trabajarse tanto en el lenguaje oral como escrito. Los ejercicios encaminados a estimular esta área son:

  • Descripción de imágenes, hechos, láminas o situaciones.
  • Ejercicios de lectura y escritura. Mediante dictados, copias o descripciones. Centrándose en frases, palabras o sílabas.
  • Asociación de palabras y complementar familias de palabras.
  • Completar palabras.
  • Ejercicios de repetición de palabras, letras, frases o números. La repetición es más importante cuanto mayor es el deterioro del paciente.
  • Denominación de los objetos cotidianos, incluso de la comida que hay en la mesa o el nombre de familiares.
Técnicas para mejorar las gnosias
Se debe ejercitar la percepción y reconocimiento tanto de formas como de características físicas de personas y objetos, de forma visual, táctil y auditiva. Algunos ejercicios a tener en cuenta son:

  • Reconocimiento de letras y números en relieve.
  • Tocar objetos cotidianos para reconocerlos.
  • Reconocer e imitar sonidos. Realizar sonidos de objetos cotidianos o animales, por ejemplo.
  • Reconocimiento facial de familiares, conocidos y de personajes famosos.
  • Reconocimiento de colores. Nombre de los colores, asociar los objetos con su color tradicional.
  • Reconocer imágenes gráficas, mediante asociación de imágenes y palabras, fotografías, letras, números. Apoyarse en láminas para el reconocimiento de objetos cotidianos.
Técnicas para mejorar las praxias
Para trabajar las capacidades práxicas del enfermo de Alzheimer se debe aprovechar sus gustos personales y aficiones y buscar tareas aplicables a su vida diaria.

  • Unir puntos numerados para completar un dibujo.
  • Utilizar objetos cotidianos, dárselos al paciente para que los nombre, diga para qué sirven y demuestre su uso.
  • Pedirle que dibuje elementos cotidianos como un teléfono, un árbol o una casa

Fuente: isesinstituto.com

9 Señales de que estás agotado mental y emocionalmente

9 señales de que tienes agotamiento mental y emocional y cómo poder superarlo.

El Agotamiento Emocional se origina porque hay un desbalance entre lo que damos y lo que recibimos. A quienes les sucede, se caracterizan porque entregan todo lo que pueden de sí mismos.

Hay que tener cuidado cuando las señales superan a la persona y comienzan a interferir con la vida cotidiana.

#CuidarseParaCuidar
#CuidandoAlCuidador
#CuidarseParaCuidarMejor

Créditos: Dibujitos que te suben la autoestima.

Cómo cambia la vida tras la muerte de los padres

Cómo cambia la vida tras la muerte de los padres.

Después de la muerte de los padres, la vida cambia mucho. O quizás, muchísimo. Enfrentar la orfandad, incluso para personas adultas, es una experiencia sobrecogedora. En el fondo de todas las personas siempre sigue viviendo ese niño que siempre puede acudir a la madre o al padre para sentirse protegido. Pero cuando se van, esa opción desaparece para siempre.

Vas a dejar de verlos, no una semana, ni un mes, sino el resto de la vida. Los padres fueron las personas que nos trajeron al mundo y con quienes se compartiste lo más íntimo y frágil. Ya no estarán aquellos seres por los que, en gran medida, llegamos a ser lo que somos.

“Cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre”

-Gabriel García Márquez-

La muerte: de hablar de ella a vivirla, un gran abismo…

Nunca estamos del todo preparados para enfrentar la muerte, más aún si se trata de la de uno de nuestros padres. Es una gran adversidad que difícilmente se llega a superar totalmente. Normalmente lo máximo que se consigue es a asumirla y a convivir con ella. Para superarla, al menos en teoría, tendríamos que entenderla y la muerte, en sentido estricto, es del todo incomprensible. Es uno de los grandes misterios de la existencia: quizás el más grande.

Obviamente, el modo en el que integremos las pérdidas va a tener mucho que ver con la manera en la que se hayan producido. Una muerte de las llamadas “por causas naturales” es dolorosa, pero lo es más un accidente o un asesinato. Si la muerte fue precedida por una larga enfermedad, la situación es muy distinta a cuando se produjo de manera súbita.

También incide la diferencia en tiempo entre la muerte del uno y el otro: si media poco tiempo, el duelo será más complejo. Si, en cambio, el lapso es más extenso, seguramente estaremos un poco mejor preparados para aceptarlo

Realmente no solo se va un cuerpo, sino todo un universo. Un mundo hecho de palabras, de caricias, de gestos. Inclusive, de reiterativos consejos que a veces hartaban un poco y de“manías” que nos hacían sonreír o frotarnos la cabeza porque les reconocemos en ellas. Ahora comienzan a extrañarse de un modo inverosímil.

La muerte no avisa.

Puede presumirse, pero nunca anuncia exactamente cuándo va a llegar. Todo se sintetiza en un instante y ese instante es categórico y determinante: irreversible. Tantas experiencias vividas al lado de ellos, buenas y malas, se estremecen de repente y quedan sumidas en recuerdos. El ciclo se cumplió y es momento de decir adiós.

«Lo que está, sin estar…»
Pensamos, por lo general, que nunca va a llegar ese día, hasta que llega y se hace real. Nos quedamos en shock y solamente vemos una caja, con un cuerpo rígido y quieto, que no habla ni se mueve. Que está ahí, sin estar ahí…

Porque con la muerte comienzan a entenderse muchos aspectos de las vidas de las personas fallecidas. Aparece una comprensión más profunda. Quizás, el hecho de no tener presente a las personas queridas suscita en nosotros el entendimiento sobre el porqué de muchas actitudes hasta entonces incomprensibles, contradictorias o incluso repulsivas.

Por eso, la muerte puede traer consigo un sentimiento de culpa frente a quien murió. Es necesario luchar contra ese sentimiento, ya que no aporta nada, sino hundirte más en la tristeza, sin poder remediar nada ¿Para qué culparse si uno cometió errores? Somos seres humanos y acompañando a esa despedida tiene que existir un perdón: del que se va hacia el que se queda o del que se queda hacia el que se marcha.

Disfrútalos mientras puedas: no van a estar para siempre…

Cuando mueren los padres, con independencia de la edad, las personas suelen experimentar un sentimiento de abandono. Es una muerte diferente a las demás. A su vez, algunas personas se niegan a darle la importancia que el hecho se merece, como mecanismo de defensa, en forma de una negación encubierta. Pero esos duelos no resueltos retornan en forma de enfermedad, de fatiga, de irritabilidad o síntomas de depresión.

Los padres son el primer amor.

No importa cuántos conflictos o diferencias se haya tenido con ellos: son seres únicos e irreemplazables en el mundo emocional. Aunque seamos autónomos e independientes, aunque nuestra relación con ellos haya sido tortuosa. Cuando ya no están, se experimenta su falta como un “nunca más” para una forma de protección y de apoyo que, de uno u otro modo, siempre estuvo ahí.

De hecho, quienes no conocieron a sus padres, o se alejaron de ellos a temprana edad, suelen cargar toda su vida con esas ausencias como un lastre. Una ausencia que es presencia: queda en el corazón un lugar que siempre los reclama.

De cualquier modo, una de las grandes pérdidas en la vida es la de los padres. Puede ser difícil de superar si hubo injusticia o negligencia en el trato hacia ellos. Por eso, mientras estén vivos, es importante hacer conciencia de que los padres no van a estar ahí para siempre. De que son, genética y psicológicamente, la realidad que nos dio origen. Que son únicos y que la vida cambiará para siempre cuando se vayan.

Fuente: lamenteesmaravillosa.com